El
Cono negro es un monumento de Santiago Sierra erigido ante el
parlamento de Islandia en Reikiavik. Es un monumento a la desobediencia civil y
se inspira en la decisión del gobierno de nacionalizar sus tres bancos y, lejos
de asumir sus deudas, como ocurrió con Grecia, los dejaron quebrar, lo que
provocó enormes pérdidas a inversores británicos y holandeses. Treinta y seis
banqueros acabaron en la cárcel, lo cual fue contemplado por el mundo como una
clara muestra de lo que había que hacer en el marco de la gran crisis que se
inició en 2008. Igual suerte corrió quien dominaba el poder en esa época, según
leí en un artículo de Carlos Jiménez de 15 de abril de 2012.
No dudo que la intención de los
griegos fuera la misma que la de los islandeses. A los islandeses se les aplaudió
por esa decisión porque son nórdicos, gente seria y cumplidora, mientras que
los griegos son mediterráneos, gentes de poco fiar y corruptos. Si hubieran
actuado de la misma forma, el escándalo hubiera sido mayúsculo. Que se lo digan
a los alemanes. Es increíble el doble rasero con que se pueden juzgar unos
hechos similares según que procedan de protagonistas con buena o mala fama.
Contemplamos la fachada, nos
introdujimos por un jardín a su espalda (no había medidas de seguridad que lo
impidiera) y continuamos.
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