Jón Sigurdson nació el 17 de
junio de 1811 en la granja Hrafnseyri, en los fiordos del Noroeste, la misma
granja donde nació el jefe vikingo Hrafn Sveinbjarnarson, que en el siglo XII
viajó a Inglaterra, Francia e Italia para estudiar y convertirse en médico en
Salerno. Regresó para convertirse en un popular jefe de la zona en que había
nacido y fue asesinado por una persona a quien había ayudado. Es curioso que
nacieran en un lugar tan apartado dos personajes tan importantes.
Sigurdson abandonó la granja en
1829 y se instaló en Reikiavik para trasladarse a Copenhague en 1833 y
completar sus estudios. Eran tiempos revolucionarios. Ese espíritu se tradujo
en Europa en una sucesión de nuevos países que se independizaron de otros
estados. Islandia había perdido su independencia en el siglo XIII al reconocer
como soberano al rey de Noruega, quien suprimió sus órganos de autogobierno.
Desde el pacto de Kalmar de 1544, en que Noruega, Suecia y Dinamarca se
unificaron, Islandia pasó a depender de Dinamarca.
Inicialmente, se buscó el
autogobierno bajo la corona de Dinamarca. Sin embargo, en 1851 el nuevo
gobierno danés pretendió la anexión de Islandia para convertirla en un distrito
de Dinamarca. El Althingi, el parlamento islandés que sólo tenía carácter
consultivo, se resistió a ello bajo el liderazgo de Sigurdson. Los barcos de
guerra daneses estuvieron dispuestos a entrar en acción durante una década,
aunque se mantuvo una situación de clama tensa y de equilibrio. Este héroe
nacional sostuvo ante el gobierno constitucional danés que Dinamarca no tenía
ningún derecho a gobernar sobre Islandia al no haber ningún pacto entre ambas.
Al abdicar en 1848 el rey de Dinamarca de sus poderes también había abdicado
sobre Islandia, según argumentaba. Además, reclamó compensaciones a Dinamarca
por los daños del pasado. Realmente era una estrategia para ganar tiempo ya que
era consciente de que Islandia no era aún política ni económicamente viable.
El antagonismo entre Islandia y
Dinamarca en el siglo XIX queda reflejado en La campana de Islandia,
escrito por Halldór Laxness a principios de la década de 1940, cuando se
fraguaba la independencia del país. Cuando un comerciante de Hamburgo informa a
Arnas Arneus, uno de los personajes que accede al puesto de comisario real, de
la oferta de venta de Islandia formulada por el rey, el comerciante manifiesta
que les irá mejor con ellos que con los daneses:
Sé que los islandeses han mirado siempre con simpatía a los
comerciantes de Hamburgo, cosa que no es de extrañar, pues el mismo año que el
rey de Dinamarca expulsó a la Hansa de la isla, haciéndose cargo con sus
hombres del monopolio del comercio, descendió en un sesenta por ciento el
precio de las mercancías de la isla destinadas a la exportación y aumentó el de
los productos extranjeros importados un cuatrocientos por ciento, según figura
en viejas listas de precios.
En otro momento del libro
muestra incluso el desprecio hacia los islandeses:
He tenido la desgracia de procurar el bien de mi país, y
quien tal quiere es enemigo de Dinamarca; pero desde el momento en que quise
devolver a mi país una vida humana en lugar de contentarme con viejos libros de
mi tierra, mis amigos han dejado de conocerme. Y su majestad, mi rey, se burla
de mí delante de todo el mundo.
El sentimiento anti danés en
aquel momento en que Dinamarca estaba invadida por Alemania, e Islandia por
británicos y estadounidenses, se refleja en este texto, aseverando, además:
Vos sabéis bien que la riqueza existente en Copenhague
procede del comercio de Islandia. El camino hacia los puestos más altos de esta
capital danesa pasa a través del comercio islandés. Apenas existe una familia
en la ciudad en la que algún miembro no reciba su pan de la Compañía
(Arrendataria de Islandia). Y a nadie se le ofrece el puesto de gobernador de
Islandia como no sea de la más alta nobleza, preferiblemente de la propia
familia real. Islandia es un buen país. Ningún otro país ha producido tantos
capitalistas como Islandia.
En 1918 fue reconocida la
soberanía de Islandia mediante la Ley de Unión danesa-islandesa. La
independencia total la alcanzó en 1944, en las postrimerías de la Segunda
Guerra Mundial.
La fecha de nacimiento de
Sigurdson se adoptó como día nacional al independizarse definitivamente de
Dinamarca.
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