Me conecto con mis amigos Silvia
y Juan por vídeollamada de whatsapp.
Ni Juan ni yo estamos acostumbrados a utilizar esa función así que él pregunta
a Sandra, su hija, y yo lo miro en Internet. Somos un poco fósiles
tecnológicos.
Juan me mandó un mensaje de
auxilio porque su espalda se resentía con el teletrabajo, especialmente, las
lumbares. Le he mandado unas tablas de ejercicios, pero hemos quedado en hablar
a las seis de la tarde.
Mi amigo es una persona muy
activa. Es quien nos moviliza para acudir al teatro, quien organiza los viajes
de fin de semana, quien nos agrupa para una cena o una visita especial. De todo
ello nos aprovechamos el resto del equipo. Es una mezcla entre agencia de
viajes tradicional, central de reservas, guía del ocio, acompañante del grupo
en paquete vacacional y conseguidor de todo tipo de eventos. Como dice Silvia,
a Juan no se le caerá la casa encima. Por eso entiendo el drama que está
viviendo con el confinamiento. Menos mal que están Silvia y Sandra.
Me ha encantado verles en la
pantalla del móvil, recuperar una parte del trato, del contacto con otros seres
humanos, enormemente vitales y divertidos, de verles el rostro. Hemos acabado
descojonados de risa y por los suelos. Porque para hacer una parte de los
ejercicios nos hemos tenido que tirar al suelo y buscar la posición más
adecuada.
-Venga, Juan, a ver cómo lo
haces- le decía-. El brazo extendido y formando ángulo recto con el cuerpo.
Yo ejecutaba los movimientos con
una mano en el móvil que recorría mi cuerpo para mostrar las posiciones. La
hilaridad crecía porque parecía un subproducto de peli porno casera con un
efecto a lo Valerio Lazarov. No estoy acostumbrado a mover la cámara despacio,
con parsimonia y buenos primeros planos. En un taller de cinematografía me
hubieran mandado a casa por inútil. Yo siempre he sido más de fotos.
He multiplicado las llamadas de
teléfono para mantener el contacto social y conservar los sentimientos. Ver a
mis amigos y a mi familia a través de estos inventos de la ciencia me recuerda
cuando estás de viaje y necesitas hablar con los tuyos. Es esencial.
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