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Una saga islandesa en autocaravana 24. La cascada Hjalparfoss y la ausencia de árboles.



Topamos con un panel informativo sobre Elsa y Hjálmar Bárdarson. Él había desarrollado su actividad principal en el mundo naval, donde había alcanzado renombre. También fue un ávido fotógrafo que publicó doce libros de fotografías. Elsa, que era sueca, adoraba a los animales y fue la fundadora de la Sociedad de Amigos de los Gatos de Islandia. Ambos se trasladaron a Islandia en 1948. Fueron grandes viajeros.
No tuvieron hijos por lo que legaron sus bienes a seis instituciones benéficas y asociaciones. Una de ellas, el Fondo de Reclamación de Tierras, tenía por objeto recuperar la calidad de las tierras y la reforestación, algo muy necesario habida cuenta de la ausencia de arbolado que sufría el país. Tan sólo el 1% estaba cubierto por árboles.

A la llegada de los vikingos, un tercio de Islandia estaba cubierto por bosques, según un artículo publicado en El País el 12 de agosto de 2019, titulado Islandia recupera los bosques que arrasaron los vikingos hace 1000 años, de Fran Serrato. En tres siglos acabaron con ellos. “Su necesidad de cultivar la tierra, pastar y usar troncos para calentarse y producir utensilios condenó a los bosques”. La actividad geológica y volcánica y la ganadería ovina habían impedido su regeneración natural, lo que generó una preocupante erosión del suelo y el peligro de desertización. Una ley de 1907 inició la protección forestal. A mediados del siglo XX se dio un impulso a esta causa y en la actualidad continuaban los esfuerzos. La reforestación era una de las acciones contra el cambio climático. El objetivo era conseguir un 12% de superficie arbolada para 2100. No parecía un objetivo demasiado ambicioso. Quizá había que retomar el espíritu de Elsa y Hjálmar.

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