Guardo un inmejorable recuerdo
de nuestro viaje a Islandia, no sólo por los impresionantes paisajes sino
porque quizá ha sido uno de los más divertidos que he realizado, a pesar de que
ha sido, sin duda, uno de los que ha contado con menos medios para ejecutarlo.
La riqueza no da la felicidad, aunque en los viajes permite contratar buenos
vuelos, hoteles y restaurantes, disfrutar de espectaculares excursiones y rodearse
de ciertos pequeños lujos. Lo difícil es hacer mucho, y de calidad, con poco
dinero.
Si te han comentado que Islandia
es un país caro créetelo. Los precios pueden asustar al viajero medio español,
segmento en el que nos incardinamos Jose, mi sobrino y compañero de viaje, y
yo. Los avances de la industria turística, como los vuelos baratos o los
alojamientos alternativos a los tradicionales hoteles, han democratizado los
viajes. Islandia no es una excepción. No hace falta ser un potentado para
viajar a la isla del noroeste de Europa. Únicamente hay que afinar el ingenio y
prepararse a renunciar a ciertas comodidades. Si el viajero no se adapta, la
red de seguridad se llama tarjeta de crédito, a la que se puede recurrir para
regresar al mundo de las comodidades tradicionales. De ese espíritu nació
nuestra idea de recorrer Islandia en una autocaravana.
Sin duda, la experiencia fue un
éxito y fruto de ello es esta crónica, esta saga islandesa que se desarrolla a
lomos de una autocaravana básica.
Pero seguro que al lector le
interesa más esta crónica y nuestras impresiones del viaje.
0 comments:
Publicar un comentario