Al menos una vez cada
cinco años regresan a casa y se junta la familia. La ocasión son las Fiestas
Lustrales. La bajada de la Virgen, el Baile de Los Enanos, los bailes y las atracciones
colman las calles. Tanto que tendremos que aparcar bastante lejos.
Personas y fachadas se
engalanan. Las mujeres lo hacen con vistosas pamelas que compiten en llamar la
atención. Las combinan con atractivos trajes de cocktail. Las observamos y pensamos
que van a las carreras de Ascot, pero en verano. Beby nos comenta sobre esas
tradiciones. Un toque inglés viste la calle. Las fuerzas vivas se agolpan a la
puerta del Ayuntamiento. Los uniformes de gala son otro de los ritos.
Los balcones exhiben
tapices orgullosos. Los escudos dan fe del abolengo de quienes los cuelgan para
deleite de los viandantes. Los banderines cuelgan de las farolas. De los
cuellos de las mujeres, collares. Del pecho de los hombres, condecoraciones.
La Virgen será solemnemente
bajada desde su santuario hasta la Iglesia del Salvador, donde será venerada.
No faltará ritual al viaje de vuelta.
Es difícil encontrar un
lugar donde comer o cenar, donde tomar una cerveza a la hora del aperitivo o
una copa por la noche. Todo el mundo inunda las calles, todo el mundo se conoce,
todo el mundo se saluda continuamente.
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