En la Galería de Aridane nos
empapamos de agua para combatir el sudor. El agua cae con parsimonia entre el
matorral.
Un túnel se adentra en la
roca. Beby y Tony lo exploran con timidez. Se atreven menos con otro en el que
queda una vagoneta y los raíles se pierden en la oscuridad. Si aquí había
aprovechamientos minerales la vida debía de ser muy dura.
En Hoyo de los Pinos
paramos para comer, devoramos en fraternidad nuestros bocadillos y comentamos
nuestras anécdotas.
Sostenibilidad es lo que
desprenden los riscos de esta herradura natural de piedra. La permanencia de la
naturaleza se combina con su disfrute sensato.
El regreso es más rápido
pero permite repasar las preciosidades que nos ofrece la Caldera. En el último
repecho, competimos por coronar los primeros. No diré quién ganó.
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