La isla es abrupta,
agreste, de altas montañas y profundos valles encajados. El avance es por
carreteras que siguen la forma de los barrancos. La línea recta lleva al
abismo. Puentes y túneles han facilitado el desplazamiento. Las curvas y las
cuestas son muy marcadas y constantes.
Barranco: una palabra
habitual en el vocabulario de la isla. La geografía es barranco, es escarpe, es
verticalidad, es espectacularidad.
Los barrancos se mueven
por la isla, la aran, la configuran, la matizan de espacios estrechos, la
amasan con dedos que se aferran al terreno y lo marcan como un amante celoso y
posesivo. Sin el barranco no sería La Palma.
El barranco muere en el
mar para hacerse acantilado y sima. Tributa al agua y al viento. Los une en una
entidad singular que da personalidad a las costas.
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