Requena pasó a la órbita
cristiana en 1239 y en 1257 Alfonso X el Sabio
le otorgó “Carta Puebla”, el fuero donde se le concedían ciertos
privilegios, algo habitual en zonas recién conquistadas con evidente peligro
para sus habitantes. La repoblación hubiera ido imposible sin esos privilegios
pues nadie se hubiera aventurado en un territorio en conflicto.
La dependencia real implicaba
que el concejo regía las tierras en nombre del soberano castellano y era el
encargado de organizar la defensa y acudir a la llamada de su señor en las
campañas que emprendía. Como el botín era una buena fuente de ingresos, eran
frecuentes las razias contra otros concejos para apropiarse de sus ganados y
cosechas. Separada la parte que correspondía al rey, el resto se distribuía
entre los intervinientes según su categoría.
Me acerco a la calle Santa
María, en el lado este del recinto. Allí se establecieron en diversos inmuebles
los Treinta Caballeros de la nómina
del rey Alfonso X. Aquellos caballeros pertenecían a la baja nobleza,
principalmente hidalgos, que estaban a sueldo o nómina del rey, de ahí su
denominación, y su obligación era proteger y vigilar el territorio recién
conquistado. Sus palacios pasaron a mejor vida, aunque aún se podían contemplar
sus blasones.
Da. María de Molina, esposa del
rey Sancho IV de Castilla, y regente por la minoría de edad de Fernando IV
desde 1295, se vio obligada a mejorar las condiciones de sus caballeros ante el
acoso que sufría por parte del rey de Aragón, Jaime II. Según Víctor Manuel
Galán Tendero, un referente en lo que toca a Requena, éste fue el origen del
Privilegio Real concedido el 20 de junio de 1301.
Por aquellos tiempos, la
principal riqueza era el ganado. A ello se unía que Requena era uno de los
escasos puntos por donde podían transitar mercancías entre Aragón y Castilla.
Los mercaderes de Valencia sufragaron el acondicionamiento y mantenimiento del
camino que unía ambos reinos y que coincidiría aproximadamente con la actual
autovía de Valencia.
En el siglo XV, la ciudad fue
víctima de las luchas entre Castilla y Aragón y fue moneda de cambio para el
apoyo de algún noble. Será en enero de 1449 cuando los aragoneses venzan a los
caballeros de Utiel y Requena y se produzca la incorporación de ambas al reino
de Aragón. Una de esas entregas, a favor del conde de Castrogeriz, provocó una
sublevación por la posibilidad de que el nuevo señor cercenara sus privilegios
reales. El conde sitió la ciudad y el pueblo le plantó cara encomendándose a
san Julián, quien mandó una inmensa granizada que obligó al conde a abandonar
el asedio. La capilla del santo, segundo patrón de la ciudad, se encuentra en
la cuesta de Carnicerías, bajando las escaleras y frente a un mural con una
anciana tratando la seda, la gran riqueza del siglo XVIII. La capilla, muy
reciente, de 2003, se edificó sobre la torre Redonda o de En medio. Creaba una
plazuela encajonada de cierto encanto.
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