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Sicilia: Sueños de una isla invadida 63. Pirandello y Agrigento, Camilleri y Puerto Empédocle.



En Agrigento nació y vivió su infancia y juventud uno de los grandes literatos italianos recientes: Luigi Pirandello. En 1934 se reconoció el valor de su obra con la concesión del Premio Nobel.
Su casa natal estaba a pocos kilómetros y sus restos reposaban a los pies de un pino solitario. Había leído alguna de sus obras, y había visto alguna de sus obras de teatro, como Seis personajes en busca de un autor.
Sus padres fueron antiborbónicos y garibaldinos. Desgraciadamente, tras la unificación quedaron decepcionados por el escaso beneficio que ello tuvo, lo que se trasladó a la ideología del joven Luigi. A consecuencia de su relación con su prima Lina se dedicó a administrar las inversiones familiares en el negocio del azufre, otra experiencia que quedó reseñada en su obra. Cuando un cataclismo en la mina familiar arruinó las inversiones, sufrió una depresión y escribió El difunto Matías Pascal, que leí hace muchos años.
Un incidente con un profesor de la universidad de Roma le obligó a trasladarse a Bonn para continuar sus estudios. Allí completó su tesis sobre la lengua siciliana.

Andrea Camilleri nació en 1925 en Puerto Empédocle, cerca de Agrigento. Carlos y yo nos acercamos a contemplar el lugar, más por curiosidad que por el atractivo que acumulara. Era un pequeño desvío que conducía al puerto y a una playa de arena con pocos visitantes que tenían que compartir la presencia de una refinería. En el puerto se encontraban las piedras que en otro tiempo fueron parte de los templos clásicos.
Durante muchos años estuvo vinculado al cine y al teatro como guionista y director y su relación con las letras ha sido constante. Un día se decidió a escribir una novela policiaca -ya había publicado otras obras con anterioridad a 1994- protagonizada por el comisario Montalbano, titulada La forma del agua. Salvo Montalvano toma su nombre del escritor español Manuel Vázquez Montalbán, al que admira. Y le sobrevino un éxito impresionante a una edad avanzada.

Tanto el personaje de Camilleri como Carvallo, el de Vázquez Montalbán, son unos sibaritas de la buena comida y se podría estudiar alta cocina a través de sus recetas. Es uno de sus principales placeres en el pueblo imaginario de Vigata, imaginario porque no lo podemos asociar con un pueblo concreto, pero totalmente real. Tan real como sus personajes y el trasfondo de sus historias. Vigata es un compendio de los pueblos sicilianos y las aventuras de Montalbano una crónica de la vida de la isla contada con ironía y buen sentido del humor. La relación con los italianos del norte, que no quieren comprender los hábitos de los del sur, las corruptelas tan arraigadas, los caciques y los políticos que dominan la isla e impiden que progrese, los estereotipos rurales y las costumbres chocantes van desfilando por sus páginas de forma amena y son un buen material para tratar de conocer a estas gentes, entrañables, por una parte, pero quizá insufribles para el extranjero. Te aconsejo sus libros.

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