Nuestra siguiente visita fue al
imponente teatro griego. Su aspecto era bastante bueno y estaba bastante
completo a pesar de que parte de sus sillares también tomaran el destino de la
muralla de Ortigia, en tiempos de Carlos V, que desmanteló la parte superior.
El teatro en Grecia implicaba a
todos los ciudadanos. El teatro, especialmente la tragedia, estaba muy
relacionado con lo cultural, cívico y político, siempre conectado con los
rituales divinos e inspirado en sus mitos y leyendas. Y al dios Dionisos.
Implicaba a todos los ciudadanos. No era algo esporádico y atípico pues lo
habitual era que se celebraran dos festivales al año, uno en primavera y otro a
finales de invierno.
Evolucionó desde las
competiciones corales en honor de los dioses. De esa primera etapa quedó el
coro como elemento recurrente en las tragedias. Simbolizaba la voz del pueblo.
Los actores eran siempre
hombres, habitualmente tres. Llevaban máscaras, lo que obligaba a que
determinados gestos de la cara tuvieran que ser recitados para que los captara
el público.
Había visitado otros
anteriormente, como el de Dionisos en Atenas o el de Epidauro, de una excelente
acústica. De algún libro extraje las partes más habituales de los mismos: skene, parodos, orchestra, diazoma y
theatron. El de Siracusa era enorme, con capacidad para varios miles de
personas, para todos los ciudadanos ya que solo acudir los éstos. Quizá acudía
algún extranjero o esclavo, pero eso era atípico.
Los arcones designaban a tres
poetas para que compitieran. Ciudadanos acomodados financiaban las obras, a
modo de productores. En Atenas, se designaban diez jueces, uno por cada tribu,
para que presidieran esos festivales. Eso da una idea de la implicación de
todos los ciudadanos en estos festivales.
En Dionisos, se iniciaba con una
gran procesión con la estatua del dios, que se ponía en un lugar preeminente.
También la acompañaban los sacerdotes del dios y los funcionarios del estado. A
partir del siglo V, también participaban los jóvenes que habían perdido a sus
padres en las campañas de ese año, que eran honrados y a quienes se les
garantizaba el apoyo económico de la ciudad. También acudían los diez
generales. Desde que el tesoro pasó de Delos a Atenas, también se exhibía el
tesoro, en barras de metales preciosos. Era un enorme despliegue de orgullo y
unidad.
Los poetas eran gente celebrada
por la ciudadanía y eran considerados como maestros o profesores del pueblo.
Tomaban la temática de los mitos, de los tiempos antiguos, de Homero, del héroe
Héracles. Sólo una pequeña parte de esas obras han llegado hasta nosotros.
¿Por qué se desarrolló tanto el
teatro en esta época? Quizá por la tensión entre los valores nuevos de la
democracia y los antiguos de la religión y los mitos. El teatro ponía en
contacto las pautas de reflexión sobre los grandes temas que interesaban a la
ciudadanía.
Las gradas miraban hacia el mar
y hacia el bosque, ofreciendo una panorámica excepcionalmente hermosa. Nos
entusiasmó, a pesar del calor sofocante y el sol asesino. Se remontaba al siglo
V a.D. y su arquitecto fue Damacopos, según leí en uno de los múltiples libros
que compré en mi primera visita a la isla. Nos fuimos a la parte superior y
desde el centro lo contemplamos ampliamente, nos trasladamos al pasado y nos convertimos
en espectadores improvisados. Sólo había cuatro locos a esa hora. Nadie nos
estorbó en ese rato reflexivo.
Un poco más arriba se encontraba
la Grotta del Ninfeo, fuente de agua que alimentaba la zona del teatro.
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