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Sicilia: Sueños de una isla invadida 26. Messina y Jean Houel.



Dicen que Cervantes pasó un tiempo en Mesina (o Messina) recuperándose de las heridas causadas por su intervención en la batalla de Lepanto. La información no me extrañó ya que por aquel entonces de la segunda mitad del siglo XVI ambas orillas del estrecho pertenecían a la Corona de España. Evidentemente, aquella ciudad era muy diferente de la que visitamos Carlos y yo.
Nuestras lecturas nos informaron de que la ciudad, que siempre gozó de prosperidad por su privilegiada posición, fue completamente destruida por el terremoto de diciembre de 1908 que dejó un rastro de 84.000 muertos. Para cuando consiguieron reconstruir la urbe, aplicando técnicas de construcción antiseísmo, llegaron los bombardeos de los Aliados en 1943. Estaba claro que los habitantes de Mesina estaban acostumbrados a los desastres. También a las reconstrucciones.

La referencia anterior a estas desgracias de la primera mitad del siglo XX se pueden rastrear en el libro de Jean-Pierre Houël, Voyage pittoresque des isles de Sicile, de Malte et de Lipari, publicado en París. Houël, pintor francés nacido en 1735, realizó su viaje entre 1782 y 1787 y nos legó sus impresiones y, lo que es más importante, sus estupendos grabados que vendría a ser como un reportaje fotográfico de la época.
Houël visitó Mesina poco después del feroz terremoto de 5 de febrero de 1783. En aquel entonces ya advertía de que muchos de los daños se podrían haber evitado de haber construido de forma diligente. Aun se estaba recuperando de la peste de 1743. En su periplo le acompañó Andrea Gallo, profesor de matemáticas en las Escuelas Reales y quien posiblemente le facilitara muchos datos.
El que alcanzara las dignidades de pintor de corte y académico entró por Milazzo y alcanzó Mesina, a la que dedicó varios días y dejó constancia de las buenas impresiones que le produjo. Era un observador inquisitivo y consciente de que sus comentarios debían ser lo más exactos posibles para que sus lectores pudieran ver a través de su texto y sus ilustraciones. Sus palabras y grabados nos muestran el estrecho, la ciudad, sus alrededores, las principales plazas y monumentos, deja testimonio del vestir de las mujeres, de la pesca del pez espada, del fenómeno Fata Morgana e incluso de la fiesta de Bara o del simulacro de la Asunción de la Virgen, instituida por el rey Rogelio en acción de gracias por la conquista sobre los árabes. La festividad era el 15 de agosto, tres días después de nuestra visita. La ciudad estaba ya engalanada para la ocasión.

La Bara era una mezcla entre procesión y cortejo militar. En su visita a Mesina, Carlos V quiso ver esta procesión, para lo que se creó una máquina que debía representar la Asunción de la Virgen con fidelidad y que fue la que sacaron en años posteriores. Es uno de los grabados del libro.

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