En el siglo XI, las diversas
fuerzas que guerreaban entre sí en el sur de Italia se beneficiaron de la
valentía y eficacia militar de los normandos que emplearon como mercenarios. De
origen vikingo, se establecieron en el norte de Francia en el 896 y legitimaron
sus posesiones en el 911. En 1066, el duque Guillermo se hizo con el trono de
Inglaterra, mientras que en el sur de Italia sus parientes se dieron cuenta de
que eran más fuertes que los señores que les contrataban. En 1059, Roberto
Guiscardo se convirtió en duque de Apulia y Calabria tras negociar con el Papa.
En 1061, tomó Mesina y en 1072 Palermo. Posteriormente, se consagraron a la
destrucción de muchas ciudades árabes en Sicilia y fueron los responsables de
que los vestigios árabes sean tan escasos. Roger se convierte en Gran Duque y
con él se inicia la dinastía de los Hauteville.
En 1071, Roberto Guiscardo
conquista Bari, el último reducto bizantino en el sur de Italia. Desde
Constantinopla daban por perdida la península y se concentraron en tratar de
parar a la otra fuerza emergente: los turcos. El 26 de agosto del mismo año
1071 tuvo lugar la batalla de Manzikert, en la que los selyúcidas de Alp Arslan
derrotan a las tropas bizantinas de Romano IV Diógenes, que es capturado por
los otomanos y liberado tras pagar un fuerte rescate y establecer un tributo
anual. Esas condiciones no fueron respetadas por su sucesor en el trono, que
había perdido durante el cautiverio. Los turcos se lanzaron a la conquista de
Anatolia. Mientras que el poder del islam en la zona oriental del Mediterráneo
crecía de forma alarmante, en la parte occidental los reinos cristianos
empujaban hacia el sur a los musulmanes. En España, Alfonso VI conquista Toledo
en 1085.
La conquista de los normandos
puede ser considerada como un antecedente de la Primera Cruzada, convocada por
Urbano II en el concilio de Clermont, en la que tuvieron un papel esencial los
normandos. Los cruzados recuperaron Jerusalén y establecieron un reino que
aguantó las acometidas musulmanas durante un buen periodo de tiempo.
No es hasta 1135 cuando aquel
condado se convirtió en reino, al investir el antipapa Anacleto II a Roger II
como rey de Sicilia, si bien estableciendo que la isla sería un feudo papal, lo
cual tendrá serias consecuencias décadas después. La pujanza del nuevo reino se
aprecia en la conquista de Túnez, fruto de la construcción de una poderosa
flota.
Los sucesores de Roger II fueron
Guillermo I y Guillermo II. Este último muere sin descendencia quedando como
heredera su tía Constanza I, que contraerá matrimonio con el Emperador Enrique
VI. El Papa no deseaba contar con un fuerte enemigo al sur de sus dominios, lo
que será causa de diversos enfrentamientos entre el Emperador y el Papa, que
consideraba a aquel su vasallo. Por ello, a la muerte de Enrique VI en 1197,
apoyará a Tancredo de Sicilia, bastardo de Roger II, que muere en 1194.
En 1220 sube al poder Federico
II, hijo de Enrique VI y se proclama Emperador. Se recrudecen las hostilidades
entre el Papa y éste, aunque esa es otra historia que deberá de contarse en
otro momento.
Aquel día nos proponíamos
visitar algunos de los monumentos más señeros del arte árabe-normando, legado
de este pueblo.
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