La ciudad creció en torno a la
abadía benedictina fundada por Guillermo II. De la misma sólo ha pervivido el
hermoso claustro. También hubo un palacio real que tras muchas transformaciones
quedó como seminario. Las murallas que rodeaban el conjunto desaparecieron.
La catedral fue construida en un
tiempo muy breve, de 1172 a 1176, fruto del esfuerzo de muchos trabajadores. El
rey disponía de abundantes ingresos. Cuando el rey murió a los 36 años, en
1189, no se interrumpió su desarrollo, pero se alteraron los planes constructivos.
La isla entró en un periodo convulso y la obra cayó en el olvido hasta que, a
finales del siglo XV, con los españoles, fue restaurada. Posteriormente, sufrió
diversas reformas, adoptó diversos estilos y no fue ajena a los desastres, como
incendios y terremotos, algo por otra parte natural en obras tan longevas.
El aparcamiento estaba a unos
cientos de metros. Subimos una empinada calle con un incómodo empedrado y
alcanzamos la plaza de la Catedral. Sigo sin tener claro si era la plaza de
Guillermo II. La contigua, al norte de la iglesia, era la de Víctor Manuel II.
Esta se diferenciaba por una fuente con una figura mitológica y por el pórtico
lateral. Todo ello son simples datos, por lo que lo mejor es relajarse y
disfrutar del entorno y si hace mucho calor sentarse en alguna de las terrazas.
La fachada principal, la occidental,
reflejaba esa combinación de destrucciones y reformas. La torre sur, la de la
derecha, perdió el cuerpo superior, el quinto. La del norte, a la izquierda,
exhibía sólo dos cuerpos coronados por un campanario atípico. La parte central
era de un barroco tardío. Lo más hermoso se situaba sobre ella: los arcos
ciegos y los discos solares de mosaico que eran auténticamente árabe-normandos
y que se repetían como motivo decorativo en el ábside. Aconsejo dar una vuelta
completa a todo el edificio.
Las dos puertas eran una
maravilla, ambas de 1186. La lateral era de Barisano de Trani y estaba dividida
en veintiocho paneles de bronce con escenas civiles y religiosas. La central
era la denominada del Paraíso, de Bonanno Pisano. Cuarenta paneles
representaban escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento.
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