Los hitos monumentales e
históricos son sencillos de localizar: los anuncian carteles explicativos. Los
voy leyendo con cierta precipitación y la memoria se revela contra esta actitud.
A la derecha, siempre
subiendo, la sobriedad del Museo Municipal. Seis ventanas flanquean la puerta
en la planta baja. Siete en la superior. En lo más alto, un balcón recorre todo
el perímetro.
Las obras de un nuevo
aparcamiento han abierto un hueco enorme, de cráter cuadrado y extinguido. Se
quiebra la calle a la izquierda y pierde su nombre por el de Camoens. Los
soportales cambian el ambiente. Allí está encajado el Hotel Ulises que durante
tiempo fue la alternativa al Parador.
Dos hileras de naranjos
trazan un pasillo hasta la Plaza de España. Ante el edificio de Correos, una
fuente. En los bancos de piedra, poca gente. A la derecha, el Banco de España,
siempre bien situado en un edificio señorial.
Las manzanas son pequeñas
y se suceden con rapidez. En la siguiente, la Casa de los Dragones. Quizá debió
alterar su denominación cuando la despojaron de sus animales mitológicos. Nadie
se atrevió a ello porque este nombre estaba consolidado. Sus ventanas y
balcones tienen un punto neogótico, modernista. Por la noche, el esquinazo se
ilumina de verde y hace recordar a los dragones ausentes. Los árboles tapan su
parte baja, ocupada por comercios. No creo que se avergüence de ellos.
En la Plaza de los Reyes
está el Monumento a la Convivencia. Es un recuerdo permanente a las cuatro
culturas, al afán por vivir en paz y armonía. Todos los días habría que pasar
ante él y reverenciarlo.
El Centro Cultural de
Cajamadrid marca el inicio de la Calle Real, segundo requiebro a la izquierda.
La calle se estrecha. Paso la Iglesia de los Remedios, me fijo en las mellas en
las fachadas que anuncian una nueva promoción inmobiliaria. Después de la Plaza
de Azcárate y el Colegio Lope de Vega tengo la sensación de salirme de la
ciudad.
Regreso por Marina
Española y me paro ante los baños árabes, en rehabilitación. La tapia del Parque
del Mediterráneo acompañará mis últimos pasos.
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