Moisés se casó hace dos
meses por el rito judío. En unas semanas lo hará por el rito civil para que su
matrimonio tenga validez plena. Su mujer trabaja con él.
Preside su despacho una
fotografía antigua de un señor parecido al Premio Nóbel egipcio Naguib Mahfuz
con un puro en la mano. El patriarca, sin duda.
La Sinagoga Bet El está
cerca de sus oficinas. Aquí todo está cerca. Su interior, que sólo he visto en
fotos, es moderno. Quizá tanto como la presencia de este colectivo en la
ciudad.
Me he cruzado en la
escalera con Mourad. Comenta que hay otro alumno en el edificio. No se ha
apuntado a las tutorías. Los distintos mundos comparten emplazamiento.
Moisés es de trato afable.
Habla pausadamente, con un tono envolvente, convincente. Me ofrece un té a la
menta, elemento esencial para relajar las posiciones en una negociación. Un
gesto que he vivido en Marruecos y en otros países musulmanes. Si tuviera que
comprar o vender alguna propiedad en Ceuta confiaría en su saber. El problema
que centra nuestra reunión denota su interés por hacer bien las cosas con el
Fisco.
Comenta la importancia
del mundo inmobiliario en Ceuta. El ladrillo está presente como motor de la
economía en toda España y esta ciudad no es una excepción. Como otros, tiene
miedo de un cambio de tendencia brusco. Esta palabra contrasta con la
cordialidad de su discurso.
Nota: la foto de la sinagoga es de Wikipedia.
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