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Kirguistán 9. La batalla de Talas.



No supe de la batalla del río Talas, o de Talas, hasta poco antes de iniciar el viaje. Apunté ese dato en mis notas y le pregunté a Edil si nuestro recorrido nos llevaría hacia ese lugar. Me contestó que quedaba hacia el oeste, en dirección contraria a la de nuestra ruta.
No se sabía con exactitud el lugar donde se habían enfrentado los ejércitos del califato Abasida contra los de los Tang chinos y que tuvo una gran importancia en la distribución del poder en Asia central. Tampoco se sabía con exactitud el tamaño de los ejércitos ya que tanto las fuentes chinas como las árabes habían exagerado el número de soldados, unos para justificar la derrota, y otros para amplificar su gloria. Evidentemente, no participaron 200.000 hombres por los Abasidas ni, probablemente, sólo 30.000 (o quizá 100.000, según los árabes) por los chinos. Sí se ha confirmado que los Abasidas formaron coalición con el reino tibetano y los turcos comandados por Zahid ibn Salih. Los 10.000 soldados regulares Tang configuraron el otro ejército con 20.000 mercenarios Karlukos que se pasaron al bando contrario y determinaron la victoria para los árabes. Se dice que sólo 2.000 soldados chinos sobrevivieron a la batalla. También la coalición Abasida sufrió considerables bajas.
Antes de aquella primavera y verano de 751 (entre mayo y septiembre) se habían producido diversas escaramuzas entre ambos poderes. En la primera mitad del siglo VIII los árabes habían ido conquistando ciudades y oasis, nudos de comunicación, que les acercaban al centro de la Ruta de la Seda. Ese avance hacia el este llegó hasta el límite occidental del imperio Tang.

Tras la caída del imperio Persa, las tribus nómadas turcas habían amortiguado el poder de los árabes, pero en la década de 730 fueron derrotadas dejando vía libre al avance hacia el este. Árabes y chinos se habían enfrentado por el dominio del valle de Fergana en 715, situando los árabes un monarca títere que fue sustituido por otro del agrado de los chinos. En la batalla de Arku, en 717, los Tang infligieron una derrota a los árabes.
La victoria marcó el límite de expansión de ambos imperios. Los Abasidas no ganaron más territorio hacia el este, a pesar de conquistar brevemente Kashgar. Tampoco los Tang pudieron seguir hacia Asia central. Cuando preparaban una nueva expedición en 755 para recuperar terreno, estalló la sublevación del general sogdiano An Lushan que originó un periodo de inestabilidad que obligó a replegar todas las tropas de Asia central para defender su capital. Esa rebelión causó más daño a los Tang que la propia derrota de Talas. Curiosamente, el hermano del califa que derrotó a los Tang, el segundo califa Abasida, ayudó a la dinastía china a solventar la rebelión y garantizar la capital de Chang’an.
También supuso una alteración en el equilibrio entre religiones. El budismo entró en retroceso en Asia central a favor del islam. Los uigures, uno de los pueblos que se aprovechó de la crisis de los Tang para consolidarse en Xinjiang, se convirtió al maniqueísmo. Siglos después adoptarían el islam como fe prevalente.
Se debate si los prisioneros chinos capturados en la batalla trasladaron la técnica de la fabricación del papel a los vencedores. De Asia central pasaría a Europa. Lo que sí ha podido confirmarse es que desde finales del siglo VIII se utilizaba el papel en la zona, lo que colaboró poderosamente a la difusión del saber en siglos posteriores.

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