A finales del siglo XI, Jorezm o
Corasmia era un territorio dominado por los selyúcidas pero en continua
agitación, lo que fue aprovechado por Qutb al-Din Muhammad para convertirse en
el primer sha de la región con título
hereditario. En 1097 fue nombrado gobernador por el comandante del sultán al
haber sido asesinado el anterior en una revuelta. Uno de los hijos de aquellos
que se habían alzado en armas para gobernar al margen de los selyúcidas
amenazaba nuevamente la región. Qutb se mantuvo fiel a Saljan, que gobernaba
Jorasán.
Le sucedió su hijo Alá al-Din
Atziz (1128-1156), que acabó gobernando de forma autónoma. Con el tiempo, las
lealtades se convirtieron en enemistades y entre 1138-1139 luchó contra sus
antiguos señores. Habrá que esperar a 1190 para que los jorezmianos, bajo la
dirección de Alá al-Din Tekish terminaran con la soberanía de los selyúcidas de
Persia.
A principios del siglo XIII
demostrarán su fuerza venciendo a los Kara Jitai mongoles (1210) y arrasando
Samarcanda en 1212. Pero las alegrías les duraron poco porque en 1220 fueron
conquistados por las huestes de Gengis Kan. La capital se localizaba en Kuna
Urgench, actualmente en Turkmenistán, que fue destruida por aquél. El cambio
del curso del río Amur Darya causó su abandono hacia 1700 y la construcción de
la nueva Urgench, que atravesamos rumbo a Jiva.
Tras Gengis Kan los jorezmianos se
dedicaron al noble oficio de mercenarios.
En la década de 1370 Tamerlán
atacó Jorezm, que la rindió su gobernante Yusef Sufí, y en 1372 ocupó la zona y
casó a su hijo Yahangir con una princesa local. Sin embargo, continuaron los
alzamientos y en 1376 los jorezmianos atacaron Bujara. La reacción fue
fulminante: Tamerlán asoló el país y redujo a cenizas Kuna Urgench.
El periodo timurí fue de
relativa calma. A la caída de esta dinastía llegaron los uzbekos. En 1512 se
fundó el kanato de Jiva por un descendiente de los shaibánidas. Su mejor
protección fueron el desierto de Kara Kun y las arenas rojas de Kizil Kum, que
esa era su traducción. Ese janato mantuvo una constante pugna con Bujara.
Aquella línea secundaria de los
shaibánidas se mantuvo en el poder hasta 1727. El siglo XVIII fue de guerras y
crisis. El rey persa Nadir Sha conquistó Jiva y Bujara entre 1737 y 1742. Ambas
ciudades quedaron prácticamente deshabitadas. Le siguieron luchas entre
turcomanos y uzbekos que se prolongaron hasta 1770. Los príncipes uzbekos de
Qungrat incorporaron a los tucumanos, que llegaron a ser una cuarta parte de la
población del janato. Se dedicaron principalmente a la caza de esclavos en el
norte de Persia, que eran vendidos en Jiva, el mayor mercado de Asia central.
En la ciudad llegaron a trabajar 40.000 esclavos. Los turcomanos se encargaron
de escoltar y de proporcionar servicios a las caravanas. Con ello, se
incrementó el comercio con Rusia.
En 1873, la ciudad fue
conquistada con escasa resistencia por los rusos.
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