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Uzbekistán 33. Bujara, los uzbekos y los shaibánidas.



En el siglo XVI –leí en El mundo islámico- el poder se distribuía entre tres grandes imperios: el otomano, en Turquía y Oriente Próximo, los safávidas de Persia, y los mogoles en el norte de la India, Pakistán y Afganistán. Esos imperios habían sustituido a las confederaciones tribales de siglos anteriores. Las instituciones políticas y los sistemas burocráticos estaban fuertemente estructurados. En lo cultural se produce un florecimiento de las artes.
En Persia, los safávidas, la orden sufí fundada por Safí al-Din, se convirtió en un movimiento revolucionario. El país se convirtió al chiismo. Esta dinastía sufrirá los ataques de los turcos por el oeste y de los uzbecos por el este.
En el norte de Asia central surgirán pequeños estados al retirarse las oleadas del imperio mogol, entre ellos los kanatos de Jiva y Bujara. Los descendientes de la Horda Blanca sustituyeron a los descendientes de Tamerlán. Los uzbecos se dispersaron por Asia central. Ningún estado era lo suficientemente poderoso como para expandirse por el suroeste. Los intentos de Babur, el primer monarca de la dinastía mogola de la India, por conquistar Samarcanda, la capital de sus antepasados, fracasó, por lo que trasladó sus objetivos a los pequeños y débiles reinos del norte de la India.
Más al norte, Rusia empezó su paulatina conquista de pueblos islámicos con la anexión de Astracán y Kazán. En los siglos XVIII y XIX esa expansión alcanzará más al sur, hasta Irán.
Para los inicios del siglo XVI, los musulmanes se habían extendido por las estepas y los oasis de los desiertos de la zona. Los tres siglos posteriores serán de aislamiento y de decadencia. Decayó el comercio a través de la Ruta de la Seda, que atravesaba Asia desde China hasta Turquía. Su principal fuente de riqueza se encontró con la competencia de los europeos, que habían abierto la ruta marítima rodeando África, o por el norte, por tierras rusas. Gradualmente se fueron aislando al perder ese flujo de personas, mercancías e ideas. La disminución de riqueza supuso también una menor resistencia al empuje de rusos y chinos.
Los uzbecos, tribus nómadas del norte, de origen turco, que desdeñaban las armas de fuego, se dieron cuenta de que el Irán safávida era demasiado poderoso y constituía una firme barrera que impedía su expansión hacia el sur y el este. Era también una barrera religiosa -al ser chiitas- cultural, militar y política.
El kanato de Bujara fue el más poderoso de Asia central y pudo disputar a los safávidas la región de Jorasán, al norte del actual Irán. A mediados del siglo XVII rechazó una invasión mogola. Bujara continuó siendo un importante centro de distribución de productos alimenticios, un eje para los mercaderes al norte y al este de su territorio. También fue un importante centro cultural y religioso. En 1790 había más de 30.000 estudiantes en la ciudad, a la que denominaban “el pilar del Islam”. Atraía a estudiantes de todo Asia central y también de la India y Rusia.
Tres dinastías se sucedieron en el poder: los Shaibánidas, hasta 1599, los Jamidas, hasta 1785, con doce soberanos, y los Mangitas. Aun fueron capaces de ampliar sus territorios. Abd Allah Khan, en la segunda mitad del siglo XVI, se anexionó Balj, Tashkent y Ferghana. Shah Murad (1785-1800) realizó varias incursiones de conquista en los kanatos vecinos e Irán, aunque se perdieron tiempo después y su territorio quedó reducido a Transoxiana.

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