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Imágenes y palabras de Etiopía 40. Los dos ritos.


 

Posteriormente, y hasta el segundo cuarto del siglo XIX, se abre un período de práctica inexistencia del catolicismo. Es en esa fecha cuando Roma divide Etiopía en dos vicariatos: El de Abisinia, destinado a Justino de Jacobis, y el de Gala, que asigna al cardenal Massaia. El primero adoptó el rito etíope y el segundo el rito latino, lo que produjo una dualidad de ritos que aún se conserva.

En el norte, con un ambiente ortodoxo más afianzado, el catolicismo se desarrolló muy lentamente, de ahí que adoptara el rito etíope. En el sur, con la invasión italiana de 1935, todos los misioneros no italianos fueron invitados a marcharse. Cuando acabó la guerra, los misioneros italianos tuvieron también que salir del país y fueron sustituidos por sacerdotes locales del norte que ocuparon provisionalmente las misiones del sur.

A partir de la década de 1950 llegaron al sur misioneros de varios países y congregaciones. Las décadas de 1980 y 1990 vieron crecer el número de conversiones y de vocaciones.



En el sur, ni la cultura etíope ni la Iglesia Ortodoxa habían arraigado mucho, incluso se asociaban con imposición del imperio etíope que los colonizó. El rito etíope era complicado, mientras que el latino era sencillo y plástico, más apropiado para gentes sencillas como las de las tribus del sur. Como mantiene Juan González Núñez, quizá la solución esté en la reforma a fondo del rito etíope con su simplificación y traducción a las lenguas locales. “El trabajo pastoral no debería, pues, consistir en hacer católicos y establecer una iglesia paralela, sino en integrar a los conversos en la única Iglesia Ortodoxa y ayudar a ésta a renovarse”.

El catolicismo se había consolidado entre las clases pobres y marginales, más en el mundo rural que en las ciudades. Curiosamente, las mejores escuelas, a las que mandaban los poderosos a estudiar a sus hijos, eran escuelas católicas. “El Secretariado Católico Etíope, organismo que coordinaba y distribuía todas las ayudas procedentes de organizaciones católicas extranjeras, movía un ingente volumen de socorro con reconocida honradez y eficacia”, escribió González Núñez.

Aquella mañana nos disponíamos a viajar hasta Gondar y atravesar algunos de los caminos y territorios que frecuentó nuestro ilustre paisano del siglo XVI y que fueron el germen del catolicismo en Etiopía.

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