Cuando pensamos en estructuras
megalíticas nuestra memoria se traslada a lugares como Carnac, en Bretaña, o Stonehenge,
en Inglaterra, aunque en España abundan los yacimientos megalíticos con
dólmenes y menhires.
Si nos trasladamos a África,
también son abundantes estos yacimientos en Mali, Nigeria y Guinea Conakri. Y,
por supuesto, en Gambia y Senegal. Esos complejos de enormes piedras
prehistóricas que nos sumen en el misterio han merecido la atención
internacional y han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
para potenciar su conservación y estudio.
Poco después de las nueve de la
mañana nos dirigimos en la furgoneta a Wassu, uno de los yacimientos
megalíticos de Gambia. Éste está especialmente cercano. Llegamos pasados unos
minutos. Aparentemente, podría ser un simple trozo de sabana con una cerca de
piedra. Alrededor, ni un alma.
Nos recibe el joven y espigado
Essa, con el mismo nombre que nuestro conductor. Ha aprendido español en un
tiempo récord. Lo habla de forma pausada, como lo haría un narrador de leyendas,
lo que acrecienta nuestra ansiedad por dejarnos envolver por la magia del lugar.
Las culturas orales siempre me han resultado fascinantes.
Essa comparte con nosotros
algunos datos del descubrimiento en 1974. Las piedras han sido datadas hace
1500 años, aproximadamente.
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