Nuestro conductor paró en el mismo lugar en que
el día anterior lo hiciera el taxista. Regresamos a la entrada de la plaza
Durbar. Sujan abonó las entradas y nos confirmó que lo del día anterior no fue
una venganza.
New Road cambiaba su denominación a Ganga Path desde los leones protectores y el palacio de ladrillo rojo que tomaba el nombre de Basantapur. Fue construido por el rey Prithvi Narayan Shah, en 1770.
-Fue el rey que unificó Nepal -nos aclaró Sujan, consciente de que se nos acumulaban los nombres-. Antes fue el gobernador del principado de Gorkha. El palacio es contemporáneo de otras tres torres que tomaron los nombres de ciudades del Valle, Kirtipur, Bhaktapur y Lilitpur.
El trabajo en madera de sus ventanas y vigas era primoroso. No sé por qué el folleto afirmaba que tenía nueve pisos, salvo que sumaran los de los tres cuerpos.
Enfrente, una pequeña calle nos recuerdaba el pasado hippie de la ciudad. En Freak Street se hospedaban los componentes de este movimiento que popularizó el valle y el país. Si te adentrabas en ella encontrabas atractivos bares y hoteles, tiendas acogedoras y olor a incienso.
Dejamos atrás los puestos de la plaza Basantapur
y entramos en Kumari Ghar, el hogar de la diosa viviente que era considerada
una encarnación de la diosa Taleju, el nombre nepalí de Durga. Era una
manifestación de la diosa Parvati, la esposa de Shiva. Tengo mis dudas sobre la
coincidencia entre Durga y Kali, a la que se consagraban los templos de los reyes
como su diosa principal.
Aunque había otras Kumaris en Patan y Bhaktapur, la principal y más importante era la de Katmandú, la Kumari real. Su nombre significaba virginidad. En India, era elegida sólo por un día. La nepalí se mantenía como diosa viviente hasta la primera menstruación o cuando sangraba por alguna herida. De esa forma, la divinidad abandonaba su cuerpo y volvía a su status meramente humano. La pureza y castidad de una niña eran la personificación del elemento divino.
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