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Los saris son el color de la India 190 (2011). Sarnath o el budismo que fue.


 

Sarnath estaba unido a Benarés por la Sarnath Road, una carretera no demasiado bien cuidada, paralela a las vías del tren, embarrada en los laterales y con estupendos baches que se convertían en espléndidos charcos. A esa hora de la tarde el tráfico era asumible, con lo que recorrimos los 10 kilómetros del trayecto en unos minutos. El conductor nos dejó en una plaza y nos aconsejó los servicios de un hombre mayor. Rompiendo nuestra tradición de ir sin guía, y ante el aspecto apacible de aquel hombre, acordamos que nos acompañara y nos instruyera. Era una visita-regalo, no programada y no preparada. Corríamos el peligro de perdernos algún lugar importante.

Sarnath era una de las cuatro ciudades santas del budismo por ser el lugar donde su fundador, Siddharta Gautama, dio su primer sermón, lo que suponía el inicio de la expansión de esta religión. El nombre de la ciudad procedía de Saranganatha, señor de los ciervos. Así se denominaba el bosque en que se ubicaba, bosque de los ciervos. Una leyenda ilustraba del por qué de ese nombre.



Nuestro guía, que era hinduista, aunque llevaba toda la vida en estos lugares y era tratado con respeto por los monjes del lugar, empezó la visita por un templo moderno, el Mulaghanda Kuti Vihar, construido en 1931 y administrado por la sección japonesa de la Mahabodhi Society. El nombre procedía de la primera comunidad budista que aquí se estableció. Estaba rematado por varias torres puntiagudas que adaptaban las formas de las stupas a una versión moderna. El aspecto del templo era similar al de una iglesia de oriente.

No entramos directamente al templo. Nos dirigimos hasta un frondoso árbol en torno al que habían construido una estructura sagrada. La tradición decía que fue plantado en el siglo III y que procedía de uno de los esquejes del ficus religiosa de Bodh Gaya, otra de las ciudades sagradas, donde Buda había alcanzado la Iluminación.



Después de alcanzar la Iluminación, Buda se dirigió a Sarnath para iniciar sus enseñanzas, para poner en movimiento la Rueda del Dharma. Al principio, sus discípulos no le tomaron en serio. Su cuidado aspecto y el abandono del ascetismo causaron críticas entre aquellos cinco hombres que se convertirían en sus discípulos al exponerles el descubrimiento de la vía intermedia, la de las cuatro nobles verdades, alejada de los extremos del lujo y del ascetismo. Esa era la escena que allí se representaba.

El jardín que rodeaba el árbol fue invadido por un grupo de peregrinos de Sri Lanka. Iban vestidos de un blanco inmaculado que se rompía con el color verde de unas bolsas al hombro. Las mujeres eran mayoría. Desfilaron ante la gran campana y se sentaron sobre la hierba.

Dimos un paseo, rodeamos las estructuras, observamos las representaciones de las vidas anteriores de Buda y los múltiples banderines. Quienes habían contribuido a la construcción eran inmortalizados en unas enormes placas negras.

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