El trayecto hasta Jaisalmer fue amenizado por
música romántica india de voces acarameladas, violines, percusión y coros de
gorgorito. Ante nuestra vista discurrían las primeras flores amarillas. No sé
por qué nos emocionaron. Las zonas cultivadas estaban encerradas en vallas. El
horizonte se pobló de molinos eólicos.
Un grupo de colegiales caminaba con los pies descalzos a una temperatura de 30 grados. Ellos llevaban camisa azul y pantalón gris y ellas la misma camisa azul adornada con una especie de alitas blancas en V, por delante de esa camisa.
En una charca se habían reunido las vacas del entorno a disfrutar de un poco de agua. Al otro lado, un rebaño de camellos estaba preparado para que los turistas iniciaran un paseo por el desierto.
Habíamos observado que las gasolineras eran modernas y estaban bien montadas. Sin duda, no se escatimaba el dinero en ese negocio. Contrastaban con las casas de adobe, los cercados de mdera o barro.
A unos
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