Pasamos ante Asahi TV, los
creadores de Pokemon, que estaba por todas partes, para regocijo de sus fans
más jóvenes. Había cierto revuelo de chicas jóvenes, adolescentes, quizá por
algún concurso de la televisión.
Asahi y sus creaciones nos
recordó nuestros años mozos. Desde finales de los 70, los dibujos animados
japoneses fueron desplazando a los americanos. Quién no recuerda los primeros,
Heidi o Marco, o los más avanzados, como Matzinger Z. Después llegaron Oliver y
Benji, famosos jugadores de fútbol que corrían un tanto patizambos y con los
brazos en una posición artificial, sus gestos dislocados, los diálogos simples
que alcanzaban a un público infantil o juvenil. Son parte de nuestro pasado.
Desde entonces, el mundo manga había evolucionado y había seguido
creando iconos para los más jóvenes. Esos héroes nuevos eran imitados por sus
seguidores, creaban tendencias, moda, comportamientos. Habíamos convivido con
ellos en las calles de Tokio.
Nos sentamos en una terraza
junto a un amplio jardín. Sobre el estanque, los jóvenes charlaban
animadamente.
Dimos una vuelta por las
callejuelas y comprobamos que había otro mundo de pequeñas tiendas y
restaurantes, también de gama alta, que daban un poco el contrapunto a tanta
altura. Y un bar español, El amor de Gaudí, con una bandera en la puerta para
que fuera fácilmente identificable.
Las calles principales nos
devolvieron a la luz y la publicidad.
Nos provocó cierta curiosidad un
numeroso grupo de personas que iban vestidos con kimono. Probablemente acudían
a algún festival veraniego o algún festejo propio de la zona.
0 comments:
Publicar un comentario