La
tranquilidad no es coartada para dormirse. El letargo es un maleficio que rompe
la paz que impera en la isla.
Raquel
es consciente de ello. La alegación de mantener la tranquilidad puede haberse
utilizado sin la debida consideración y puede haber causado un dejarse llevar.
Ella
echa de menos más unión y más coordinación: cada uno busca la solución por su
lado. No hay un modelo definido. Lo primero es establecer el patrón al que debe
tender para luego desarrollarlo con convicción. Es buscar el equilibrio entre
el desarrollo del sector turístico sin prescindir de esa vocación de
tranquilidad. La sostenibilidad que tanto se utiliza en los últimos tiempos.
Qué implica es otro cantar, sobre todo en el terreno práctico, no sólo en las
ideas.
La
hermosura y magia de la isla contrasta con sus dramas. Raquel comenta que la
bolsa de la compra de El Hierro es la segunda más cara del archipiélago, tras
La Gomera. Siempre pensé que esto sería más barato. Error.
La
escasez de población es un problema a la hora de montar un negocio. No hay masa
crítica suficiente para emprender. A veces da para una única muestra, o dos,
una en Valverde y otra en Frontera. La alternativa es comprar en Tenerife.
Noto
cierto pesimismo en algunas personas. Se consideran atrapados, víctimas de ese
entorno reducido que impide el progreso. Para algunos servicios tienen razón.
Para otros, la isla ofrece muchas oportunidades. Quizá no para hacerse rico
pero sí para vivir holgadamente y disfrutar de más tiempo y de esos elementos
que rebosan en la isla.
Algunos
se decidieron a emprender porque no había más remedio: el paro les impulsaba a
buscar una salida en el autoempleo y en el inicio de una empresa. Tengo
curiosidad en saber a qué se dedicaban antes pero soy prudente y no les
interrogo.
Quizá
sea más difícil rescatar a los pesimistas que hacer rentables los negocios.
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