Cuando viajamos, sentimos la necesidad de fotografiar lo que nos gusta, lo que nos extraña, a nuestros seres queridos con el telón de fondo de algún monumento, una torre o un paisaje vistoso.
Con el auge de los teléfonos móviles y sus cámaras, llevamos siempre en el bolsillo un instrumento para sellar nuestros recuerdos. A veces, ese deseo es obsesivo y sólo busca crear envidias entre nuestros conocidos o poder demostrar lo mucho que viajamos, algo que es tendencia.
Prefiero observar, captar y asimilar antes de hacer una foto. Las fotos nos ayudan a recordar los viajes pero no son el propio viaje. Hay que grabar las impresiones en el espíritu y luego hacer las fotos.
0 comments:
Publicar un comentario